
Nosotros podemos escuchar este término casi tan cotidianamente como cualquier otro, sin embargo poco se sabe en realidad de este fenómeno y sus alcances, así como las acciones que se han tomado a nivel internacional y nacional. He aquí unos datos interesantes de la Comisión Especial de Cambio Climático, el Cambio Climático es el cambio del clima atribuido a actividades humanas que alteran la composición de la atmósfera mundial, principalmente por la quema de combustible fósil, deforestación y degradación de los recursos forestales. Al aumentar en la atmósfera la concentración de los denominados Gases Efecto Invernadero (GEI) principalmente de Bióxido de Carbono (CO2), la temperatura del planeta sube, lo que viene a añadirse a la variabilidad natural del clima. La categoría de energía es la que más contribuye a las emisiones de GEI, especialmente por la generación de energía, el transporte y el consumo en la industria.
Las emisiones de GEI de México, representan el 1.5% de las emisiones mundiales ocupando el 13º lugar. Para el 2020, la línea base de los GEI indica que podríamos llegar a emitir alrededor de 800 M tCO2e por año. A fin de disminuir nuestras emisiones por lo menos en 30% con respecto a la línea base tendríamos que mitigar al 2020 alrededor de 240 M tCO2e. Los efectos del Cambio Climático son una realidad innegable que atestiguamos día a día, se viven en diferentes zonas geográficas del mundo y traerán un impacto negativo sobre la salud de los seres humanos, su seguridad alimenticia, la actividad económica, el agua y otros recursos naturales e infraestructura física. México se encuentra en una zona especialmente expuesta a los impactos del Cambio Climático, con afectaciones tales como: creciente desertificación en el centro y el norte del país; reducción del potencial agrícola; dificultades para suministro de agua a poblaciones e inundaciones en planicies costeras; incremento en intensidad y frecuencia de huracanes, ciclones, granizadas, heladas; afectación general a sistemas forestales (mayor incidencia de incendios) e hidrológicos; y pérdida de biodiversidad.
La respuesta política internacional al cambio climático comenzó con la adopción de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en 1992. Entró en vigor el 21 de marzo de 1994. México suscribe la Convención en 1992 y la ratifica en 1993, entrando en vigor para México el 21 de marzo de 1994. En el marco de la Convención se han realizado quince Conferencias de las Partes (COPs), entre las que destaca la tercera celebrada en Kioto Japón en 1997, en la que se adoptó el denominado Protocolo de Kioto, que introdujo objetivos vinculantes para las emisiones de GEI en 37 países industrializados de 2008 a 2012. México firmó el Protocolo de Kioto el 9 de Junio de 1998 y el Senado aprobó su ratificación el 29 de Abril de 2000. Entró en vigor en febrero de 2005 al adherirse los países con el 55% de las emisiones de los países en desarrollo.
Dentro de la Convención se crean compromisos de reducción de emisiones únicamente para los países desarrollados. Los países en desarrollo como México no tienen compromisos de reducción de emisiones. Sus compromisos ante la Convención son: el desarrollo de inventarios de GEI y la publicación de Comunicaciones Nacionales, lo cual ha sido cumplido cabalmente por parte de México. La 15ª Conferencia de las Partes, realizada en Copenhague en diciembre de 2009 tuvo ciertos avances, como el Mandato para continuar las negociaciones en 2010 tomando como base los borradores de textos de negociación generados por los grupos de trabajo, para ver su compatibilidad con el objetivo de no rebasar los 2°C de aumento en la temperatura mundial.
En el informe de su participación en la Cumbre de Ministros de Agricultura, efectuada en Berlín, el mes pasado, la SAGARPA subrayó la importancia de asegurar la producción de alimentos, reducir los gases de efecto invernadero y adaptar la agricultura al cambio climático. En el documento final de la reunión, presentado como Recomendación de Acciones Conjuntas, se establece que los Ministros reconocen su responsabilidad de asegurar la producción de alimentos para una población mundial creciente, haciendo esfuerzos para reducir los gases de efecto invernadero y adaptar la actividad agropecuaria al cambio climático. El informe elaborado por la Subsecretaría de Desarrollo Rural consigna que, de acuerdo con la recomendación, se deberán intensificar las acciones de mitigación y adaptación orientando las políticas públicas y los esfuerzos hacia:
La producción de alimentos de manera sustentable, aumentando su calidad, sanidad, reduciendo las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y el consumo de agua por unidad de alimento producido; El mejoramiento de la disponibilidad de tecnologías, minimización de perdidas postcosecha y utilización de biomasa; Apoyo al uso de energías renovables, el desarrollo de prácticas de manejo sustentable y la captura de carbono en suelos; Ampliación de la investigación, los servicios de extensión y la transferencia de tecnología a los productores, y aseguramiento de la disponibilidad de alimentos mediante apoyos y políticas focalizadas y coordinadas. El documento aprecia que los productores agropecuarios, especialmente los de menor ingreso, se han visto afectados por el cambio climático, y las pérdidas que ocurren amenazan la producción de alimentos, el nivel de vida y a las metas del milenio en materia de reducción de la pobreza alimentaria en el mundo. Finalmente, recomienda al Comité para la Seguridad Alimentaria Mundial de la FAO que evalúe en el corto plazo cómo la agricultura puede contribuir a garantizar la seguridad alimentaria y, al mismo tiempo, combatir el cambio climático.
Publicación Semanario El Agropecuario. Autoría L.A.N.I. Marisol Juárez Rueda. Marzo 2010.